Contaminación atmosférica en obras y demoliciones, mejorando la información transmitida a la ciudadanía

abril 2, 2020

PUNTOS DESTACADOS

  • La contaminación del aire en obras y demoliciones, que se materializa en un incremento en la cantidad de polvo y ruido, suele ser motivo de queja.
  • La monitorización de la calidad del aire en obras y demoliciones mediante sensores reubicables es una forma fiable de supervisar las condiciones en las que se ejecuta la obra.

 

El aumento de la contaminación del aire en obras y demoliciones es un impacto bastante habitual. No en vano, desmantelar un edificio o infraestructura que ha llegado al final de su vida útil conlleva un incremento en la concentración de polvo y ruido.

No obstante, este tipo de obras deben llevarse a cabo con las máximas garantías, respetando en todo momento la legislación ambiental vigente. Asimismo e independientemente de la aplicabilidad de una u otra norma, también resulta muy recomendable poner en práctica todas aquellas medidas que reduzcan las molestias sobre el vecindario y el medioambiente.

 

¿En qué consiste un derribo o demolición y qué papel juega la vigilancia ambiental?

Las operaciones de derribo y demolición están relacionadas, básicamente, con echar abajo un muro o edificio. De hecho, la RAE considera ambos términos como sinónimos.

El sector de la edificación, sin embargo, hace una diferenciación (1): “[…]

  • Derribar: en oposición a construir, significa deshacer lo construido, echar a tierra, abatir una construcción.
  • Demoler: deshacer lo derribado, romper materiales, componentes y subcomponentes del sistema constructivo general.

Por lo tanto, se puede concluir que derribo y demolición son acciones complementarias, pero no siempre tienen que ejecutarse de forma conjunta. No obstante, y teniendo en cuenta las exigencias que establece la legislación sobre residuos, en la mayor parte de los proyectos se lleva a cabo una demolición para reciclar, reutilizar y valorizar los materiales aprovechables.

De igual forma y a efectos de calidad del aire, la maquinaria y las operaciones de ambas etapas son similares. Durante los derribos, quizás pueda tener más repercusión la contaminación acústica producida por el tránsito de maquinaria pesada y la caída de escombros y durante la demolición, la generación de polvo procedente de las máquinas trituradoras, pero las diferencias no son apreciables.

 

Vigilancia ambiental, un procedimiento para supervisar el impacto de una obra o demolición

La vigilancia ambiental es una labor obligatoria para todas las actividades incluidas en la normativa que regula las evaluaciones de impacto ambiental (Anexos I y II de la Ley 21/2013 de evaluación ambiental). Su cometido principal es asegurar el cumplimiento de las medidas preventivas y correctoras que se estipulan en el estudio de impacto ambiental (EsIA).

La construcción de infraestructuras o las actividades vinculadas a la industria extractiva son dos ejemplos claros del tipo de proyectos sometidos a evaluación ambiental y, por tanto, a vigilancia ambiental. Así y en función del lugar en el que se ubiquen, la cercanía de núcleos de población u otra serie de aspectos que se valoran durante el EsIA, la monitorización de la calidad del aire puede ser una medida requerida por la administración o estimada como favorable por el propio promotor.

Los derribos y demoliciones como tales quedan fuera de esta obligatoriedad. Es decir, no se incluyen en los anexos citados anteriormente. No obstante, dependiendo de la magnitud del proyecto o los impactos esperados, la administración puede requerir someter el proyecto a evaluación ambiental.

Como se puede comprobar, los planes de vigilancia no son siempre obligatorios. Sin embargo, desde Kunak recomendamos la adopción de una serie de buenas prácticas. Medir la contaminación del aire en obras y demoliciones y transmitir la información sobre calidad del aire siempre va a ser una medida positiva que reduce las molestias a la ciudadanía.

 

Principales fuentes de contaminación del aire en obras y demoliciones

En primer lugar, dejar claro que la contaminación atmosférica que se produce durante un derribo o demolición es temporal, limitada al período de duración de las obras. Sin embargo, dependiendo de la magnitud del trabajo, puede ocasionar diversas molestias que pueden tener también un efecto sinérgico o acumulativo dependiendo de las condiciones que ya soporta el entorno.

La calidad del aire, por ejemplo, puede experimentar un detrimento que puede prolongarse incluso una vez se interrumpe el foco emisor. No obstante, esta reducción tiende a minimizarse en un corto período de tiempo. En el caso de la contaminación sonora, en cambio, el impacto desaparece de forma inmediata una vez se detiene la maquinaria o cesan los trabajos.

En este sentido, las principales fuentes de contaminación atmosférica en un proyecto de estas características son:

  • La circulación de vehículos y maquinaria pesada.
  • Los trabajos de derribo y demolición propiamente dichos y tareas complementarias (movimientos de tierras, acopios de material, etc.).

 

¿Qué agentes contaminantes se generan en estas actividades y qué efecto tienen?

 

Las principales molestias que ocasionan los proyectos de demolición o derribo son consecuencia de:

  • Los mayores niveles de ruido.
  • El aumento de la concentración de polvo y partículas en el aire (partículas PM10 y PM2.5).
  • El incremento en los óxidos de nitrógeno (NOx) y monóxido de carbono (CO).

La contaminación por ruido es resultado de la maquinaria de demolición, los camiones, los vehículos auxiliares, la mayor afluencia de personas y la caída y remoción de escombros. El ruido diurno, aunque no es tan perjudicial como el nocturno, también es un agente distorsionador. Así, la exposición prolongada a niveles sonoros perjudiciales puede ocasionar graves efectos sobre la salud humana, como señala la Agencia Europea de Medio Ambiente.

El aumento en la concentración de polvo es otra de las principales afecciones. El movimiento de las máquinas y vehículos o la trituración de los residuos de construcción provoca que granos microscópicos de tierra o arena, hollín procedente de los tubos de escape o partículas resultantes de los neumáticos queden suspendidos en el aire y puedan ser inhalados. En este sentido, resulta fundamental saber qué materiales se emplearon en la construcción del edificio o infraestructura. Así, si se sospecha que puede haber presencia de amianto, por ejemplo, será necesario llevar a cabo una retirada de este material previo a las labores de derribo.

Los óxidos de nitrógeno (NOx) se producen en los motores de los vehículos durante la combustión. Así, el NO2, por ejemplo, es un gas irritante y tóxico, que actúa también como precursor en la formación de ozono (O3).

 

 

Demolición del estadio Vicente Calderón, un ejemplo práctico de monitorización de la calidad del aire en un entorno urbano

La demolición del estadio de fútbol Vicente Calderón forma parte de una modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid que tiene como objetivo reconvertir los usos del suelo en esta zona del distrito de Arganzuela.

Conforme a la legislación vigente, esta actuación urbanística se sometió al procedimiento de evaluación ambiental estratégica simplificada. En la documentación presentada y entre las medidas propuestas en el programa de vigilancia ambiental, se incluyó la necesidad de llevar a cabo un control de la calidad del aire y los niveles sonoros. El objetivo, cumplir con la normativa ambiental nacional, autonómica y municipal vigente y reducir al máximo las molestias sobre el vecindario.

Este tipo de medidas también están contempladas por el Departamento de Salud Ambiental del Ayuntamiento de Madrid. Este departamento publicó en octubre de 2019 una serie de consejos para supervisar los contaminantes ambientales de la construcción. En este documento, por ejemplo, se recomienda emplear sensores de fácil reubicación, sonómetros y sensores meteorológicos para monitorizar la calidad del aire.

En el caso del citado proyecto de demolición, esta labor fue encomendada a Kunak, que desplegó varios dispositivos Kunak AIR, además de un sonómetro autónomo que incorpora también sensores para monitorizar la velocidad y dirección del viento. Estos aparatos, a fecha del presente artículo, siguen midiendo de forma continua y en tiempo real los siguientes parámetros:

  • Monóxido de carbono (CO).
  • Dióxido de nitrógeno (NO2).
  • Dióxido de azufre (SO2).
  • Ozono (O3).
  • Partículas en suspensión (PM1, PM2.5 y PM10).
  • Ruido

 

Monitorización de la contaminación del aire en obras y demoliciones: el caso práctico del estadio Vicente Calderón (Madrid)

Toda la información recopilada por estos sensores se publica mensualmente en el Portal de Transparencia del Ayuntamiento de Madrid.

 

Conclusión

Los proyectos de derribo y demolición, al igual que las obras de construcción, conllevan impactos ambientales que pueden repercutir en la ciudadanía y el medioambiente. Normalmente, son de carácter temporal, pero pueden tener un efecto sinérgico y acumulativo que potencia y agrava las molestias e impactos.

La monitorización de la calidad del aire y otros parámetros, por tanto, puede resultar de gran utilidad al objeto de mantener a la población informada, una tarea importante cuando las obras se llevan a cabo en zonas habitadas en las que residen grupos vulnerables (población infantil, gente de edad avanzada, personas enfermas o cardíacas y mujeres embarazadas).

 

Fuentes consultadas:

  • (1) Alonso, M.J.; Arnaiz, M.A.; Moreno, I.; Quintana, R.; Sacristán, J.A. Derribos y Demoliciones. Revista de Edificación, 14 (1993): 25-35. Consultado el 20/03/2020 en http://hdl.handle.net/10171/16532