Amoníaco (NH3): un gas contaminante clave en la calidad del aire

Invisible pero poderoso: el amoníaco (NH3) es un gas incoloro que, aunque se encuentra de forma natural en la atmósfera en pequeñas cantidades, puede convertirse en un enemigo incómodo al provocar irritaciones intensas en los ojos, la garganta y la piel cuando se libera en el aire. Sin embargo, lejos de ser solo una amenaza, este compuesto ocupa un lugar clave en múltiples procesos industriales, donde su versatilidad lo convierte en un aliado indispensable. Se asocia a numerosos procesos de la industria química y, sobre todo está ligado a la agricultura, ya que el NH3 es un componente esencial para la fabricación de fertilizantes nitrogenados.

A su vez, es un gas liberado en la producción ganadera mediante la amonificación o descomposición microbiológica del nitrógeno presente en las excretas. Un proceso que es responsable de la mayor parte de las emisiones de amoníaco al aire.

Adicionalmente, en las últimas décadas, el amoníaco ha destacado como un contaminante atmosférico emergente debido al papel crítico que desempeña en la formación de partículas finas secundarias (PM2,5), ya que por su densidad gaseosa (próxima a 0,59 veces la del aire) es más ligero y tiende a dispersarse rápidamente en la atmósfera. Así reacciona con otros contaminantes del aire como el dióxido de azufre (SO2)El dióxido de azufre (SO2) es un gas incoloro de aroma penetrante y que produce una sensación irritante similar a cuando falta el aire para respirar. Su ...
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y los óxidos de nitrógeno (NOₓ) generando peligrosos aerosoles de sulfato y nitrato amónicos.

Por todo ello, en este artículo vamos a ver como el amoníaco se ha situado entre los más relevantes contaminantes atmosféricosLa contaminación del aire causada por los contaminantes atmosféricos constituye uno de los problemas ambientales más críticos y complejos a los que nos...
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emergentes al afectar tanto a la salud de las personas como al medioambiente. Analizamos cómo su relevancia le ha llevado a ser incluido y supervisado estrechamente por las normativas laborales y se incluye en las estrategias de control de la contaminación. Descubrimos la importancia de su monitorización ambiental y cómo su adecuada detección incide directamente en la mejora de la calidad del aireLa calidad del aire se refiere al estado del aire que respiramos y su composición en términos de contaminantes presentes en la atmósfera. Se considera b...
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y la protección ambiental.

El amoníaco (NH3) es una de las principales formas de nitrógeno reactivo en Europa, con impactos significativos en la calidad del aire, la eutrofización de ecosistemas y la biodiversidad. Su emisión está mayoritariamente ligada a la agricultura, y su manejo eficiente es fundamental para cumplir los objetivos ambientales y proteger la salud pública. Sutton, M. A., et al. (2013). The European Nitrogen Assessment: Sources, Effects and Policy Perspectives. Cambridge University Press.

La molécula de amoniaco está compuesta por un átomo de nitrógeno (N) unido a tres átomos de hidrógeno (H)_Kunak

La molécula de amoniaco está compuesta por un átomo de nitrógeno (N) unido a tres átomos de hidrógeno (H).

¿Qué es el amoníaco (NH3) y de dónde procede?

El amoníaco es un gas de olor penetrante y desagradable que, además resulta pungente por su capacidad irritante, lo que provoca sensación de quemazón, picor y lagrimeo en ojos, nariz, garganta y piel. Es un compuesto químico de nitrógeno constituido por una molécula de un átomo de nitrógeno unido covalentemente a tres átomos de hidrógeno. Conocer las propiedades químicas y físicas de esta molécula es clave para entender su impacto en la calidad atmosférica y diseñar políticas ambientales de mitigación efectivas.

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Propiedades químicas y físicas del NH3

El NH3 a temperatura ambiente permanece en forma de gas incoloro, aunque posee un olor muy penetrante y desagradable que puede detectarse incluso a muy bajas concentraciones ambientales (5 ppm).

Su gran polaridad le confiere su principal propiedad química: ser altamente soluble en agua. Esto incide especialmente en su facilidad para formar puentes de hidrógeno. Así forma hidróxido de amonio (NH4OH), una base débil que mantiene un pH alcalino en solución. De esta manera se combina fácilmente con ácidos para formar sales. Es como reacciona con el ácido clorhídrico formando cloruro de amonio y con ácido nítrico dando lugar al nitrato de amonio; sales que constituyen una fracción importante del material particulado fino (PM2,5). Además, el amoníaco cuenta con la capacidad de evaporarse fácilmente, por ser más ligero que el aire, dispersándose a través de la atmósfera con notable rapidez.

Desde una perspectiva atmosférica, el amoníaco es un gas precursor fundamental de reacciones químicas que dan lugar a la formación de partículas secundarias, en particular aerosoles de sulfato y nitrato amónico, componentes principales del material particulado fino (PM2,5). Estas reacciones ocurren cuando el NH3, como una base débil, neutraliza compuestos ácidos como el dióxido de azufre (SO2) y los óxidos de nitrógeno (NOₓ), facilitando la formación de partículas sólidas que contribuyen a la contaminación del aire y afectan la salud y el medioambiente.

Principales fuentes de emisión de amoníaco

El amoníaco, pese a hallarse de forma natural en bajas concentraciones en la atmósfera, tiene su principal origen en los procesos de degradación microbiológica de compuestos nitrogenados orgánicos derivados de residuos vegetales y animales. Cuando se descompone la materia orgánica de manera natural el gas se va liberando paulatinamente a la atmósfera.

No obstante, las actividades antropogénicas como el uso de fertilizantes nitrogenados en la agricultura; el aumento de la carga de estiércol; los procesos industriales que requieren la síntesis de productos químicos (refinerías, fábricas de plásticos, productos farmacéuticos y explosivos); los residuos urbanos en los vertederos; y las fugas en redes de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales, favorecen que su proporción atmosférica se multiplique situando al NH3 entre los principales contaminantes emergentes en la actualidad.

Desde una perspectiva cuantitativa y según datos recientes en la Unión Europea, cerca del 94% de las emisiones de amoníaco procede del sector agrícola y ganadero. Las fuentes más relevantes dentro de este sector son el uso de fertilizantes nitrogenados (especialmente en forma de urea y amoníaco anhidro) y la gestión de estiércoles y purines, cuya degradación libera grandes volúmenes de NH3 a la atmósfera. Documentos guía para medición y modelización de nuevos contaminantes en calidad del aire. Amoníaco (NH3). Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Gobierno de España.

Efectos del amoníaco en la salud humana

Las capacidades corrosiva e irritantes, además del olor penetrante que posee el NH3, hacen que su inhalación o la exposición directa en el ambiente cause malestar y daños, variando la gravedad de los efectos (irritación en ojos, nariz y vías respiratorias) en función de la concentración y duración de la exposición.

Exposición aguda y crónica

La exposición crónica al amoníaco atmosférico representa un grave riesgo para la salud respiratoria, sobre todo en aquellos entornos laborales o ambientales donde la concentración del gas supera los niveles considerados seguros. A diferencia de la exposición aguda, que suele provocar síntomas inmediatos como irritación ocular o nasal, la inhalación prolongada y repetitiva de este compuesto puede desencadenar alteraciones físicas y patológicas de carácter irreversible.

El contacto continuado del NH3 con el epitelio bronquial induce una respuesta inflamatoria persistente que favorece el engrosamiento de las paredes bronquiales, la hiperreactividad de las vías aéreas y la obstrucción progresiva del flujo respiratorio.

Uno de los cuadros clínicos más preocupantes asociados a esta exposición es la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), una patología degenerativa que incluye bronquitis crónica y enfisema pulmonar. Los pacientes afectados suelen presentar síntomas como tos persistente, dificultad para respirar y sensación de opresión torácica. Además, el daño estructural en los alvéolos pulmonares compromete el intercambio gaseoso, lo que puede derivar en un bajo nivel de oxígeno en sangre crónico y una disminución significativa de la capacidad pulmonar.

Vulnerabilidad de poblaciones sensibles

Por otro lado, la irritación constante de las vías respiratorias superiores e inferiores causada por el NH3 debilita las barreras inmunológicas locales, aumentando la vulnerabilidad frente a infecciones respiratorias recurrentes, como la bronquitis aguda o las neumonías; fenómeno que se hace más relevante en la población sensible como niños, personas mayores y aquellas que padecen enfermedades respiratorias preexistentes.

Consecuentemente, la exposición crónica al amoníaco no solo daña la función pulmonar, sino que también incrementa el riesgo de padecer enfermedades respiratorias graves, con implicaciones clínicas que pueden requerir tratamiento farmacológico prolongado, rehabilitación pulmonar e incluso soporte ventilatorio en fases avanzadas.

La ganadería extensiva es una de las fuentes de emisión de amoniaco al aire_Kunak

La ganadería extensiva es una de las fuentes de emisión de amoniaco al aire.

Impacto ambiental del amoníaco

La gran relevancia ambiental del amoníaco radica en su amplia emisión a la atmósfera como resultado de prácticas agropecuarias intensivas (especialmente el uso de fertilizantes nitrogenados y la gestión de residuos ganaderos) así como de procesos industriales.

Su presencia en el aire no solo afecta a la calidad atmosférica, sino que también desempeña un papel fundamental en la formación de otro de los grandes contaminantes atmosféricos: las partículas finas (PM2,5)cuya suspensión en el aire tiene implicaciones directas en la salud humana y en el equilibrio climático.

Por ello, comprender el comportamiento del amoníaco en la atmósfera es esencial para diseñar políticas eficaces de mitigación y adaptación frente a los desafíos medioambientales y por la sostenibilidad del planeta.

Contribución a la contaminación del aire

En el ambiente, el amoníaco reacciona fácilmente con los óxidos de nitrógeno (NOₓ) y los óxidos de azufre (SOₓ), formando material particulado (PM2,5). Estas partículas finas, de diámetro inferior a 2,5 micrómetros, pueden permanecer en suspensión durante días y desplazarse grandes distancias.

La presencia en el aire de las PM2,5 no solo degrada la calidad del aire, sino que se asocia directamente a problemas de salud pública: al ser inhaladas penetran profundamente en el sistema respiratorio, incrementando el riesgo de afecciones como bronquitis crónica, asma y alergias, e incluso se vinculan a casos de mortalidad prematura.

El amoníaco es un contaminante atmosférico importante debido a su contribución a la formación de partículas finas (PM2,5), que representan un riesgo para la salud pública. La exposición al amoníaco debe ser controlada para proteger la salud humana, ya que niveles elevados pueden causar irritación respiratoria y daños a largo plazo. Organización Mundial de la Salud (2000). Air Quality Guidelines for Europe.

Rana en aguas eutrofizadas_Kunak

Rana en aguas eutrofizadas.

Efectos sobre ecosistemas y biodiversidad

En el plano ambiental, el transporte por el aire y la deposición a grandes distancias de las PM2,5 contribuye a la acidificación y eutrofización de suelos y cuerpos de agua, alterando su equilibrio químico y biológico.

Esto reduce la capacidad de amortiguación natural de los ecosistemas y afecta notablemente a la disponibilidad de nutrientes. Un proceso que limita el crecimiento de determinadas especies vegetales y favorece la proliferación de otras, alterando la composición de la vegetación y finalmente reduce y altera la biodiversidad existente.

En los ecosistemas acuáticos, el exceso de nitrógeno derivado del amoníaco puede desencadenar fenómenos de eutrofización, caracterizados por un crecimiento exacerbado del fitoplancton y las algas. Esto deriva en el agotamiento del oxígeno disuelto que conlleva la pérdida de fauna acuática y un deterioro general de la calidad ecológica del medio natural acuático.

Normativas y límites de concentración de amoníaco

Disponer de un marco regulador respecto a la presencia de amoníaco en el aire ambiente y en entornos laborales es un elemento clave para la protección de la salud pública y la sostenibilidad. Sin embargo, a pesar de la relevancia ambiental del NH3 y su potencial impacto sanitario, la normativa muestra diferencias significativas entre exposiciones ambientales y ocupacionales.

Normativas internacionales (OMS, UE, EPA)

La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Unión Europea (UE) y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) abordan el control del amoníaco principalmente por su papel como precursor de partículas finas (PM2,5) y por los efectos indirectos que ocasiona en la calidad del aire. Tradicionalmente, no se han establecido valores límite específicos para el amoníaco en aire ambiente; sin embargo, su vigilancia y medición se incluye en las normativas recientes por el impacto que origina en los contaminantes secundarios.

En la UE, con la implantación de la Directiva 2024/2881 (en vigor desde el 11 de diciembre de 2024) se refuerza el control y la evaluación de calidad del aire ambiente, acercando los valores legislados a los que indica la OMS; además se consolida la revisión periódica y ajuste de estos valores atendiendo a las más recientes evidencias científicas.

Aunque el texto de la Directiva establece límites más estrictos para otros contaminantes y promueve las mejoras en el sistema de vigilancia ambiental, sigue sin haber un umbral ambiental específico para el amoníaco presente en el aire, salvo su consideración indirecta como precursor de PM2,5.

Las emisiones de amoníaco (NH3) en la Unión Europea han disminuido solo un 16% entre 2005 y 2022. La principal fuente es la agricultura, responsable del 93% de las emisiones, principalmente por la gestión de estiércol, alojamiento de ganado y aplicación de fertilizantes. A pesar de las políticas vigentes, varios Estados miembros no cumplirán sus compromisos de reducción de emisiones para 2020-2029, y se requieren medidas adicionales para alcanzar los objetivos de 2030. EEA (2022). European Environment Agency Report on Air Pollution and NH3 emissions.

Comparativa de las emisiones de amoniaco procedentes del sector agrícola frente a la proporción de otras fuentes_Kunak

Comparativa de las emisiones de amoniaco procedentes del sector agrícola frente a la proporción de otras fuentes.

En EE.UU., la EPA regula el amoníaco principalmente por sus efectos como sustancia peligrosa en episodios accidentales, y sigue en debate la posibilidad de considerarlo como un indicador de calidad para estimar las condiciones ambientales del aire.

La exposición a amoníaco por inhalación puede causar irritación respiratoria y efectos no cancerígenos a largo plazo. La revisión toxicológica sugiere que aunque el amoníaco es producido naturalmente en humanos y animales, la inhalación prolongada de concentraciones elevadas puede desencadenar respuestas inflamatorias en el sistema respiratorio, afectando la función pulmonar y la salud general. US EPA (2016). Integrated Science Assessment for Oxides of Nitrogen, Oxides of Sulfur, and Ammonia.

Valores límite de exposición ocupacional (VLEP)

En el ámbito laboral, la regulación es mucho más precisa. En España y en la Unión Europea, el Valor Límite de Exposición Profesional (VLEP) para el amoníaco se sitúa comúnmente en torno a 20-25 ppm como media ponderada de 8 horas, siguiendo recomendaciones europeas y nacionales.

En los Estados Unidos, la normativa establece un límite de exposición permisible según OSHA de 50 ppm en promedio durante una jornada laboral de 8 horas, mientras que organismos como NIOSH recomienda 25 ppm y ACGIH propone también valores similares como medida ponderada en el tiempo (TWA) durante una jornada laboral de 8 horas.

En conjunto, estos valores garantizan la protección de los trabajadores frente a los efectos agudos y crónicos del amoníaco en ambientes industriales, y marcan diferencias relevantes respecto a la ausencia de límites para la población general en el aire ambiente.

Medición y monitorización del amoníaco en el aire

El amoníaco desempeña un papel fundamental en numerosos procesos industriales, agrícolas y ganaderos, pero también es un contaminante que afecta a la calidad del aire y a la salud humana. Detectarlo y cuantificarlo de forma precisa mediante una solución técnica que sea práctica y fácil de desplegar como es la monitorización ambiental resulta esencial. Monitorizar entornos muy diversos mediante la optimización que ofrece la monitorización ambiental para la detección de NH3 facilita cumplir las normativas ambientales, minimizar las emisiones y proteger a las personas expuestas.

Métodos tradicionales de medición

Durante mucho tiempo, la medición ambiental del amoníaco presente en el aire se ha basado principalmente en técnicas pasivas y analíticas:

  • Tubos pasivos y captadores químicos: absorben el gas durante un periodo determinado y luego se analizan en laboratorio para estimar concentraciones acumuladas.
  • Cromatografía: método de referencia, capaz de separar y cuantificar el NH3 con gran exactitud: suele aplicarse en laboratorios especializados.

Si bien estos métodos son fiables para muestreos puntuales o estudios de base, presentan unas limitaciones importantes:

  • Coste elevado de análisis y logística.
  • Baja resolución temporal, ya que no permiten conocer variaciones en tiempo real.
  • Necesidad de transporte de las muestras y tiempos de espera para obtener resultados.

Por ello, en muchas situaciones no resultan adecuados para una gestión ágil de las emisiones o para desarrollar la monitorización continua que requiere la normativa actual.

Sensores avanzados de NH3 y monitorización continua

Las soluciones más actuales para la detección y control del amoníaco apuestan por las tecnologías de medición directa y en tiempo real, como los sensores electroquímicos calibrados que se integran en estaciones de monitorización ambiental.

Un ejemplo es el cartucho inteligente para NH3 de Kunak , diseñado para:

  • Detectar concentraciones bajas con alta selectividad.
  • Mantener una calibración estable que garantice datos de calidad.
  • Permitir la trazabilidad completa de cada medición gracias a registros automáticos.
  • Operar con control remoto, facilitando ajustes y diagnósticos sin desplazamientos al punto de instalación.

Su tecnología aporta unas ventajas únicas frente a los métodos tradicionales:

  • Mediciones precisas y continuas con resolución temporal de minutos.
  • Alertas en tiempo real para una respuesta rápida ante picos de concentración.
  • Integración en sistemas de gestión de datos, permitiendo análisis avanzado y correlación con otras variables ambientales.

Un enfoque que destaca a las soluciones Kunak más allá de ser una herramienta de control es el de ser aliadas estratégicas para industrias, administraciones y proyectos de investigación que buscan medir y gestionar el amoníaco de forma eficiente, precisa y conectada.

Señal de seguridad laboral ante la posible presencia de amoniaco en el aire_Kunak

Señal de seguridad laboral ante la posible presencia de amoniaco en el aire.

Preguntas frecuentes sobre el amoníaco (NH3)

¿Qué es el amoníaco y por qué se considera un contaminante atmosférico?

El amoníaco (NH3) es un gas incoloro compuesto por nitrógeno e hidrógeno, que se encuentra de forma natural en la atmósfera en concentraciones muy bajas. Sin embargo, cuando se libera en grandes cantidades por actividades humanas (uso de fertilizantes nitrogenados en la agricultura intensiva, la ganadería intensiva y en numerosos procesos industriales) se convierte en un contaminante atmosférico relevante.

Aunque no es tóxico en las mismas proporciones que otros gases industriales, el amoníaco contribuye indirectamente a la formación de partículas finas (PM2,5) al reaccionar con otros compuestos presentes en el aire, como los óxidos de nitrógeno y el dióxido de azufre. Estas partículas pueden penetrar profundamente en los pulmones, afectando la salud respiratoria y cardiovascular de la población expuesta.

Además, su acumulación en ecosistemas sensibles puede alterar el equilibrio del suelo y del agua, favoreciendo fenómenos como la eutrofización.

Por estas razones, el amoníaco es considerado un contaminante atmosférico emergente en las políticas de calidad del aire y sostenibilidad ambiental.

¿Cuáles son las principales fuentes de emisiones de amoníaco?

El amoníaco (NH3) está presente de forma natural en la atmósfera por la descomposición microbiológica de materia orgánica vegetal y animal. Sin embargo, las emisiones más significativas proceden de la actividad humana, sobre todo del uso intensivo de fertilizantes nitrogenados, la gestión de estiércol, y diversos procesos industriales como la producción de plásticos, fármacos o explosivos. También contribuyen los vertederos y las instalaciones de tratamiento de aguas residuales, haciendo que el NH3 se consolide hoy como uno de los contaminantes atmosféricos emergentes más notorios.

¿Cómo afecta el amoníaco a la salud humana?

Por sus propiedades corrosivas e irritantes, el amoníaco (NH3) puede provocar molestias y daños al ser inhalado, desde irritación ocular y nasal hasta lesiones respiratorias más graves, según la concentración y el tiempo de exposición.

La exposición aguda al NH3 causa irritación inmediata en ojos, nariz y garganta, mientras que la exposición prolongada o crónica puede generar inflamación persistente en los bronquios y deterioro progresivo de la función pulmonar. Esta situación favorece el desarrollo de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), caracterizada por tos continua, dificultad respiratoria y reducción del intercambio de oxígeno en los pulmones.

Niños, personas mayores y pacientes con enfermedades respiratorias son especialmente vulnerables, ya que la irritación constante debilita sus defensas y facilita infecciones recurrentes. A largo plazo, la exposición al amoníaco puede requerir tratamientos médicos prolongados y afectar de forma significativa a la calidad de vida.

¿Qué relación existe entre el amoníaco y las partículas PM2,5?

El amoníaco desempeña un papel esencial en la formación secundaria de partículas finas (PM2,5). Al liberarse en la atmósfera, reacciona con los óxidos de nitrógeno y el dióxido de azufre para generar sales de amonio, como nitrato y sulfato de amonio, que constituyen una fracción importante del material particulado fino.

Estas partículas, por su pequeño tamaño, pueden penetrar profundamente en los pulmones y alcanzar el torrente sanguíneo, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Por ello, el control de las emisiones de NH3 es fundamental no solo para reducir la contaminación por gases, sino también para mitigar la formación de PM2,5 y proteger la salud pública.

¿Cómo se mide el amoníaco en la calidad del aire?

La medición del amoníaco en el aire puede realizarse mediante métodos pasivos y activos, que difieren en precisión y resolución temporal. Los tubos pasivos y captadores químicos permiten obtener promedios de concentración en periodos largos, siendo útiles para estudios de fondo o campañas puntuales, aunque no ofrecen datos en tiempo real.

Por otro lado, la monitorización continua con sensores electroquímicos calibrados, como los integrados en los sistemas Kunak AIR Pro, proporciona mediciones directas, trazables y con alta resolución temporal. Esta tecnología facilita el seguimiento constante de las concentraciones de NH3, la detección temprana de picos y la gestión eficiente de emisiones en entornos urbanos, agrícolas e industriales.

Conclusión

El amoníaco es uno de los contaminantes atmosféricos más relevantes en la actualidad, especialmente por el papel que desempeña en la formación de partículas finas (PM2,5) y el impacto que estas tienen sobre la salud humana y los ecosistemas. La presencia del amoníaco está estrechamente vinculada a actividades agrícolas, ganaderas e industriales, entornos donde el control de emisiones resulta clave para reducir la contaminación y cumplir con las normativas ambientales europeas.

En este contexto, la monitorización continua y precisa del NH3 se ha convertido en una necesidad estratégica. Las tecnologías avanzadas, como las que integra Kunak AIR Pro, permiten medir el amoníaco y otros gases con alta resolución temporal, trazabilidad y conectividad completa, ofreciendo a los responsables ambientales datos fiables para tomar decisiones informadas y prevenir impactos.

Hoy en día, gracias a disponer de soluciones inteligentes y fáciles de integrar en cualquier entorno, es posible pasar de un muestreo puntual a un control integral de la calidad del aire, optimizando la gestión de emisiones mediante un seguimiento continuo.